La
tarde de sábado en Villa Crespo no terminó como todos hubiéramos
imaginado. Cuando finalizó el partido frente a Fénix, en un pobre
empate con sabor a derrota, la sensación era de bronca, de malestar.
Porque era la oportunidad. Esa oportunidad de descontarles un par de
puntitos más a Defensores de Belgrano, que había empatado horas
antes frente a la Uai Urquiza. Pero Atlanta jugó mal y no pudo
quebrar la férrea defensa del equipo de Cisneros. Y encima, a los
cinco minutos Maraschi erró un penal. Todo cuesta arriba.
En la previa la sorpresa
en el equipo era el ingreso de Federico Maraschi por Fabricio
Pedrozo. Creo que ningún hincha de Atlanta presente lo entendía.
Porque se venía de tres triunfos consecutivos y porque el delantero
sustituido venia jugando en buena forma. Y además, Cacho querido,
equipo que gana no se toca. Dio la sensación que con esa
modificación cambio la armonía del equipo. Porque Maraschi le
agrega barullo al partido. Y no era eso lo que pedía el encuentro.
Era un encuentro para
tener paciencia para quebrar la línea de cinco volantes de Fénix y
la férrea defensa. Y esa oportunidad se tuvo apenas comenzado el
encuentro, con un penal ingenuo cobrado por Vigliano. Y para
agregarle más morbo al polémico cambio, el que decidió patear la
pena máxima fue él: Federico Maraschi. El gran (negativo)
protagonista de la tarde. Porque agarró la pelota y la pateó débil
a la izquierda del arquero visitante que contuvo dando rebote hacia
el costado. Era el aviso de lo que iba a ser todo el partido. Puro
sufrimiento.
Atlanta definitivamente
sintió el golpe y jugó mal. Decididamente mal. Si fue el
protagonista fue porque Fénix le entregaba la pelota. Pero el equipo
de Sialle estaba perdido, desorientado. El rival le ganaba en
velocidad y en voluntad. Sin Pedrozo arriba, Atlanta no tenía esa
presión de partidos anteriores. Y el equipo de Cisneros jugaba
cómodo. Hasta por momentos se dio el lujo de tener la pelota. Cosa
que pocos equipos pueden hacer en Villa Crespo.
Galeano no aparecía.
Mancinelli y Silva solo pudieron atacar en la primera mitad y en la
segunda desaparecieron del encuentro. Bonfigli las corría todas pero
daba la sensación que corría por dos. Por él y por Pedrozo que no
estaba. Palisi tapado por la infinidad de volantes que propuso Fénix,
no encontraba la pelota. Y por la izquierda pareció ser el sector
que Atlanta pudo atacar. Y si Atlanta ataca por la izquierda es
porque algo andaba mal.
Sialle hizo tarde los
cambios para cambiar el rumbo del partido. Y así y todo en la
segunda parte tuvo tres ocasiones claras para abrir el marcador. Un
tiro de Torres que fue salvado en la línea por un defensor, un
cabezazo de Martinez Montagnoli que desde nuestra posición dio la
sensación de haber ingresado la pelota, aunque quedaron muchas dudas
y el árbitro no convalido y otro cabezazo sobre el final del
encuentro de Talamonti que se fue rozando el palo cuando parecía que
se metía.
Todo muy forzado.
Demasiados pelotazos, poco juego y errores claves hicieron un combo
para que Fénix se lleve un punto y para que nosotros no pudiéramos
descontarle a Defensores de Belgrano. Esos puntos que al finalizar el
campeonato se pueden llegar a sufrir…